Akerbeltz

Akerbeltz es representado como un macho cabrio negro. Según algunas creencias, Akerbeltz tiene un rostro grande y aterrador. Otras dicen que tiene dos caras: una en el frente y otra en la espalda. Seguramente esta última creencia tiene mucho que ver con los diferentes comportamientos de Akerbeltz.

Por un lado, muestra su lado benévolo con el que adquiere características parecidas a las de Mari (diosa vasca, personificación de la madre tierra). Se cuenta en las leyendas que protege a los animales que están a su cuidado e incluso tiene poderes para curar enfermedades. Es por ello que existe la costumbre en los caseríos de tener un macho cabrio negro para que proteja a los animales domésticos que se crían en el lugar.

Por otro lado, este ser mitológico muestra su lado negativo. Akerbeltz dirige las reuniones de las brujas y brujos que son llamadas Akelarre. La palabra Akelarre (aker-macho cabrio y larre-prado) proviene del nombre de un prado que se encuentra a la entrada de una cueva de Zugarramurdi. En este lugar, las brujas y brujos se reunían los lunes, miércoles y viernes para adorar a Akerbeltz ofreciéndole pan, huevos y dinero, y bailando mientras éste lideraba la insurrección contra la religión y el orden establecido.

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